Ainara Vera (Pamplona, 1985), graduada en Comunicación Audiovisual y máster en Documental de Creación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Ha trabajado como primer ayudante de dirección en los tres últimos trabajos de Victor Kossakovsky: Varicella, Aquarela y Gunda. Es además, coescritora de Gunda, estrenada en la Berlinale en 2020. En la actualidad trabaja como montadora, consultora de documentales y tutora de proyectos en el máster de Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Su primer largometraje, Hasta mañana, si Dios quiere, se estrenó en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam, IDFA, en 2017 e inauguró Punto de Vista – Festival Internacional de Cine Documental de Navarra. Polaris, su segundo largometraje, se ha estrenado en el Festival de Cine de Cannes en la Sección Acid en 2022 y acaba de recibir la Genciana de Oro del Festival de Trento.
¿Qué quieres contar en Polaris?
Lo que quería contar al comenzar el proyecto no es lo que he terminado contando. En el proceso de hacer la película he aprendido algo muy duro: un niño o una niña que no hayan recibido amor al nacer, difícilmente se sentirán amados el resto de sus vidas.
¿Qué recorrido ha tenido el proyecto?
Comencé el proyecto invirtiendo mis propios recursos porque la realidad de la historia no podía esperar a los tiempos de las subvenciones. Meses después, pude recuperar parte de la inversión inicial con una pequeña ayuda al desarrollo de Generazinema. Después, mi productora francesa y mi coproductor groenlandés cogieron el relevo y fueron ellos los que se encargaron de producir el proyecto. En Francia hay dos vías para financiar un documental o por la vía de las televisiones o por la del cine. Decidimos apostar por la vía del cine, que aunque era más competitiva y lenta, se ajustaba mejor a la naturaleza del proyecto. Un gran hito en el proceso de financiación fue la obtención de la ayuda Avance sur recettes del CNC. Pensamos que al tratarse de un documental y además, dirigido por una directora no francesa, lo tendríamos todavía más complicado pero nos la dieron por unanimidad. A partir de entonces se nos fueron abriendo las puertas. Pudimos hacer la película como deseábamos. Estrenamos Polaris en Cannes en la sección Acid y el 21 de junio se estrenará comercialmente en las salas francesas después de haber tenido un buen recorrido en festivales.
¿Qué supone para ti como cineasta y para la película haber ganado la Genciana de Oro del Festival de Trento?
Hacer cine documental creativo es nadar a contracorriente dentro de la industria audiovisual. El premio me ha hecho sentirme acompañada y apoyada. Me está dando ánimo para seguir.
¿Qué similitudes crees que tiene con tu primer largometraje en solitario, Hasta mañana si Dios quiere?
Aprendí, de las hermanas franciscanas, a acompañar con templanza. Sin esa experiencia no hubiera tenido la fortaleza de vivir junto a las protagonistas de Polaris algunas de las situaciones que vivimos. Para mí esta película es una continuación natural de la anterior. En ambas, hay mucha complicidad con las personas filmadas.
Has trabajado con cineastas de talla mundial como Victor Kossakovsky, ¿qué te aporta? ¿Es muy diferente enfrentarte a solas con un proyecto?
Para mí la cuestión no es tanto qué me aporta sino qué puedo aportar yo. Cuando considero que una película va a ensanchar la visión que tenemos del mundo, en vez de estrecharla, me pongo al servicio del proyecto. En todos los proyectos en los que he trabajado, tanto en las películas de Victor como en las mías, algo fundamental en mí ha cambiado y evolucionado en el proceso. Para mí esta es la clave. El día en el que esto ya no ocurra, pararé.
Hasta mañana, si Dios quiere inauguró Punto de Vista en 2017, ¿Qué supuso abrir Punto de Vista con tu primer largometraje? ¿Cómo lo viviste?
Tener Punto de Vista en Pamplona mientras hacíamos la carrera de Audiovisual fue un auténtico lujo. Con 20 años ya sabíamos quiénes eran Pelechian, Loznitsa o Alan Berliner. Volver años después con mi primera película fue muy especial. Tan especial que será difícil de olvidar… ¡Tuvimos un problema con la copia y la proyección fue traumática!
Compaginas tu labor de docente en Pompeu Fabra con la de creadora/cineasta. ¿Cómo ves el mundo del documental en la actualidad? ¿Y cómo ves o miras al futuro?
Vivimos en la economía de la atención. Hoy el cine, más que nunca, debería ser un lugar donde no nos roben la atención, sino que nos la devuelvan. Deberíamos salir del cine con los sentidos afinados. No sé qué pasará en el futuro pero yo he decidido no sucumbir ni participar en la economía de la atención; se vive mejor.
El cine documental en Navarra tiene bastante fuerza, más que el de ficción, ¿por qué crees que tiene este arraigo tan fuerte? ¿Cuál es la relación de Navarra con el documental?
Es muy bonito lo que se ha creado en Navarra en torno al documental. Yo no soy la persona más adecuada para saber por qué ha sucedido pero sí que puedo decir que como espectadora, he podido ver cine documental en las salas, como estudiante me han hablado de cine documental y como creadora, me han apoyado. Se ha creado una comunidad.
Trabajas en Barcelona, ¿cómo ven o se ve a Navarra desde el exterior en el ámbito audiovisual?
Las personas que participan en mi taller en el Máster de Documental de Creación me transmiten dos ideas recurrentes: una, que en Navarra hay dinero y dos, qué interesante es el festival Punto de Vista.
¿Tienes más proyectos en mente? ¿Nos podrías adelantar alguna información?
Soy supersticiosa. Creo que si comparto las ideas en una etapa temprana, no sucederán.
